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lunes, 18 de febrero de 2013

Toledo tiene duende.


Hablar o escribir de Toledo, irremediablemente es caer en el tópico. 
Desde el siglo II Toletum era una importante ciudad Romana, capital Visigoda durante un par de siglos, durante otros tres Musulmana y con la llegada de Alfonso VI ciudad Cristiana. Aunque Toledo era la ciudad que tenía más posibilidades de ser capital de España, la decisión de Felipe II a favor de Madrid fue el principio de una decadencia de siglos que se mantuvo hasta hace unas pocas décadas.
Desde que el historiador romano Tito Livio escribiera esta frase con la que entra en la Historia <<Toletum, ibi parva urbs erat, sed loco munita>>, hasta nuestros días, han pasado más de dos mil años. Desde entonces poetas, arqueólogos, filósofos, historiadores y hasta teólogos han investigado todos los rincones desvelando todas las clausuras y clasificando todos sus documentos. Por ello, no aspiro a descubrir nada nuevo, porque todo está descubierto, no pretendo modificar lo que ya está formalmente estudiado y comprobado. Solo pretendo contaros lo que Toledo significa para mí.

Toledo
Suelo visitar esta ciudad al menos tres veces al año. Me apasiona. La última vez fue hace  quince días. Tenía muchas ganas de ir y pensando en el blog cogí la cámara de la facultad –una pentax muy buena- para poder fotografiar su encanto. Pero tuve mala suerte, las pilas que me habían dado en la universidad estaban gastadas y para colmo era domingo y lo único que estaba abierto eran los chinos. No tuve otro remedio que comprar un paquete allí. Hasta ahora todo bien. Pero, ¡NO! Las pilas eran malas y sólo me duraron dos horas. Por lo tanto, no puede hacer todas las fotos que hubiera deseado.
Gozar de Toledo, no es ojear la historia, porque no es un capítulo, sino la Historia misma de la índole española. Pasear por sus calles me envuelve de paz. Pocos lugares del mundo acumulan tanto pasado en tan poco espacio. 
Es una ciudad mágica y una de las más visitadas, con siete mil visitantes diarios.  Tiene 103 edificios monumentales y 280 con valor patrimonial. Es una autentica obra de arte. Un paraíso terrenal.Para Toledo no hay coches que valgan si no un par de piernas, zapatos cómodos y la lucidez necesaria para poder disfrutar de sus cuestas empinadas y estrechos callejones. No importa que camino escojas, Toledo siempre ofrece algo fascinante que descubrir.
Cuando cae la tarde y los turistas desaparecen, da comienzo un escenario que no te puedes perder: su noche.  Perderme en su noche es uno de los más exquisitos placeres Toledanos. Ese Toledo evoca mejor que ninguno un mundo único e irrepetible.
Después de leer esto, ya se habrán dado cuenta de lo maravilloso que es Toledo. ¿A que esperan para visitarlo?

Att: Rousse

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